La Luna, el único satélite natural de la Tierra, ha sido objeto de admiración y curiosidad a lo largo de la historia humana. Desde influir en las mareas hasta ser el destino de las misiones Apolo, la Luna continúa fascinando tanto a científicos como a astrónomos aficionados.
La Luna presenta una geología compleja con una estructura dividida en varias capas:
La superficie de la Luna está cubierta por un manto de regolito, un material polvoriento producto de la constante meteorización por micrometeoritos.
La Luna gira alrededor de la Tierra en un ciclo de 28 días, periodo en el cual pasa por varias fases: nueva, creciente, llena y menguante. Estas fases han influido en culturas y civilizaciones a lo largo de los siglos.
Uno de los efectos más notables de la Luna sobre la Tierra son las mareas, causadas por la atracción gravitatoria entre la Tierra y la Luna.
La era de la exploración lunar comenzó con la misión soviética Luna 1 en 1959 y fue seguida por numerosas misiones, incluyendo el histórico alunizaje del Apolo 11 en 1969. Hoy en día, varias naciones y empresas privadas tienen planes para volver a la Luna y establecer bases permanentes.
La Luna no es solo un cuerpo celeste que orbita la Tierra; es un laboratorio natural para la ciencia y una nueva frontera para la exploración espacial. A medida que nuestra tecnología avanza, también lo hace nuestra capacidad para entender y eventualmente habitar nuestro satélite natural.